. . . donde la discreción y la prudencia no tienen cabida y las palabras adquieren la dimensión justa de lo que cada cual esté dispuesto a percibir.

Derrota electoral



Se me acerca su imagen, en silencio,
desde el final marchito de la lluvia,
de esta lluvia nostálgica
que nos hace morir como burbujas
yendo a cámara lenta reventando,
expansión de sus almas diminutas.
Así de frágil yo, cuando la veo,
y todos los sentidos me preguntan
por qué se me hizo ausente,
o si es que yo me pierdo en las oscuras
cámaras de un olvido que no tengo.


No, mis amigos, no me pierdo nunca,
ni por azar, ni voluntariamente;
es demasiado vasta la fortuna
de latidos y sueños y erotismo
invertidos en mi candidatura
a amante en exclusiva.

A falta estoy de un voto, y ya las urnas
están a punto de cerrarse;
aboco a una derrota electoral.
La lucha va tocando a su fin.

He recorrido una vez y otra
longitud y anchura de todos sus distritos;
los pronósticos me daban vencedor,
pero hay consultas que no reflejan la postura exacta
de la opinión ajena. Hay amargura,
y decepción también, y la fatiga
de mantenerse en incesante lucha
sin claros resultados.

Me llama la renuncia
con su reclamo gris de abatimiento,
con sus palabras turbias.
Pero mi reclusión en la campiña,
lejos de su trajín, y de su jungla
de sonidos y aromas y pujanza,
de su visión desnuda,
no borrará su imagen en mi mente,
lo único que me queda de las nupcias
que fraguamos un día, aunque ilegales,
en el calor de sábanas adúlteras.

Llegue su imagen, aunque venga envuelta
en agua, en niebla, en vértigo, en penumbra.
Será una forma de llamarla mía,
aunque tenga otro brazo en su cintura.

Francisco Álvarez Hidalgo, en 'Se me acerca su imagen'
*Imagen adquirida de la web, desconozco la autoría


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