. . . donde la discreción y la prudencia no tienen cabida y las palabras adquieren la dimensión justa de lo que cada cual esté dispuesto a percibir.

Resistiré


Cuando pierda todas las partidas
cuando duerma con la soledad
cuando se me cierren las salidas
y la noche no me deje en paz.


Cuando sienta miedo del silencio
cuando cueste mantenerse en pié
cuando se rebelen los recuerdos
y me pongan contra la pared.


Resistiré, erguido frente a todo
me volveré de hierro para endurecer la piel
y aunque los vientos de la vida soplen fuerte
soy como el junco que se dobla
pero siempre sigue en pié.


Cuando el mundo pierda toda magia
cuando mi enemigo sea yo
cuando me apuñale la nostalgia
y no reconozca ni mi voz.


Cuando me amenace la locura
cuando en mi moneda salga cruz
cuando el diablo pase la factura
o si alguna vez me faltas tu.


Resistiré, para seguir viviendo
soportaré los golpes y jamás me rendiré
y aunque los sueños se me rompan en pedazos
Resistiré, Resistiré...

Innterpretado por Carlos Toro y Manuel de la Calva, 'El dúo dinámico'
Lienzo de Jack Vettriano

He decidido desintegrar el año


El último año he vagado por un camino muy distinto a como lo imaginé en su comienzo, por ello ...

He decidido desintegrar el año
en leves momentos,

enanos,
breves trocitos
de segundos terribles,
unos tras otros,
y tirarlos a la basura del universo,
allí donde van, tarde o temprano,
los recuerdos de nuestra vida.

Al fin y al cabo,
aunque yo no muera,
el año lo hace
por la puerta de atrás.


Jesús R. Peinado, en 'Término'
Lienzo de Annick Bouvattier

Con novio o sin él

Quizá hoy debería escribir algo sobre el "adiós" o, al menos, así lo pensé hacer esta mañana al despertar. Pensé que escribiría que no me gustan las despedidas y que prefiero un ¡hasta luego!, ¡hasta pronto!, ¡cuídate! o un ¡nos vemos!. Escribiría que cuando llega el momento acostumbro a ahogar en un mar de silencio cada una de las letras que componen la palabra. Pero como es habitual desde hace ya más de dos meses he decidido aplazarlo para otro día y escribir sobre regaderas. Perdón, matizo, he decidido transcribir algunos fragmentos del artículo de Ray Loriga publicado ayer en el número 1818 de El País Semanal, su título "Corre, corazón". Leer mas...
La joven F había acumulado tantas flores en sus cuatro balconcitos que la pequeña regadera que tenía ... ya no servía ... era tan pequeña que obligaba ... a ir y venir al baño una veinte de veces cada vez que regaba. ¿A qué tantas flores -le decía su buena madre cuando venía a visitarla-, es que no tienes novio?. La señorita F fingía no prestar atención ... y así día tras día y año tras año, hasta que se dijo: ¡Ya está bien!. Desde que se dijo eso hasta que se decidió a hacer algo al respecto pasaron dos meses, lo cual no es tan raro porque a veces las decisiones se dilatan y se maduran, o se distraen por una cosa o por la otra. Pero una buena mañana ... cogió el monedero y ... "Con novio o sin él, me haré con una regadera más grande". Y dicho y hecho. [...] "Ahora se va a enterar mi madre". [...] Se moría de ganas por probar su nueva regadera, pero como se había precipitado regando por la mañana ... no tuvo más remedio que esperar al día siguiente. [...] durmió intranquila ... pero al despertar ... sintió que el día en lugar de una promesa traía una certeza, y sin desayunar ... se puso a la tarea. ¡Qué diferencia! ... Una vez regadas las flores, se sentó tranquilamente a fumar un cigarrillo y pensó en su madre. ¡A ver qué dices ahora! Después se preparó un té con limón y se dispuso a enamorarse.
Quizá otro día escriba sobre el adios.

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