. . . donde la discreción y la prudencia no tienen cabida y las palabras adquieren la dimensión justa de lo que cada cual esté dispuesto a percibir.

Alphonse Karr





La botánica no es una ciencia; 
es el arte de insultar a las flores 
en griego y latín. 


J.B. Alphonse Karr



*Lienzo: Simon Palmer
ver más


Diario de un novelista





El lápiz perfectamente afilado;
el papel,
persuasivo;
la silla, fantástica; y
 una buena luz,
y nada que escribir.

John Steinbeck, en 'Diario de un novelista'

*Lienzo: Adam Martinakis  
ver más


Roosevelt


En cualquier momento de decisión, 
lo mejor que puedes hacer es lo correcto, 
lo segundo mejor lo equivocado, 
y lo peor que puedes hacer es nada.

Theodore Roosevelt

José Emilio Pacheco
















Que otros hagan aún
el gran poema
los libros unitarios
las rotundas
obras que sean espejo
de armonía
A mí sólo me importa
el testimonio
del momento que pasa
las palabras
que dicta en su fluir
el tiempo en vuelo
La poesía que busco
es como un diario
en donde no hay proyecto ni medida.

José Emilio Pacheco, en 'A quien pueda interesar'

Lienzo: Chainikov Grigoriy Leonidovich

Camino de recuerdos

Toda mujer en algún momento de su vida necesita hacer una pausa en el camino. Hace algún tiempo su momento llegó y recordó lo que fue y pensó lo que había llegado a ser.

Recordó el dolor sufrido y al mirarlo comprobó que había aprendido a olvidar, al igual que se olvidan los viejos paraguas en un día nublado, solo te acuerdas de ellos cuando regresa la lluvia. Entendió que el tiempo no lo cura todo, siempre queda la cicatriz de las heridas, y que la distancia no hace el olvido pero difumina el dolor.

Con cada herida recibida crecía en altura. 







*Imagen adquirida de la web, desconozco la autoría

Kahlil Gibran

La poesía, queridos amigos,
es la encarnación sagrada de una sonrisa.

Kahlil Gibran (Poeta y filósofo libanés)

Madame Récamier


No hace mucho fijé mi atención en este cuadro de René Magritte en el cual, supuestamente, se retrata a Madame Recamier (Juliette) postrada en el diván. Recamier era una dama famosa por su belleza y elegancia en el París de finales del siglo XVII y principios del XVIII, sedujo a toda la galantería masculina de la capital.

La composición me hizo pensar en lo efímero que es nuestro paso por la vida. En ocasiones perdemos el tiempo pensando en cosas vanales y derrochamos los pequeños -importantes- detalles que la vida nos aporta.

(Madame Récamier, 1951, de René Magritte)


Platón

El precio de desentenderse de la política, 
es el de ser gobernado por los peores hombres.

Platón

Rosario Castellanos


He aquí la regla de oro, el secreto del orden: 
tener un sitio para cada cosa 
y tener 
cada cosa en su sitio. Así arreglé mi casa.

Impecable anaquel de los libros:
un apartado para las novelas,
otro para el ensayo
y la poesía en todo lo demás.

Si abres una alacena huele a espliego
y no confundirás los manteles de lino
con los que se usan cotidianamente.

Y hay también la vajilla de la gran ocasión
y la otra que se usa, se rompe, se repone
y nunca está completa.

La ropa en su cajón correspondiente
y los muebles guardando las distancias
y la composición que los hace armoniosos.

Naturalmente que la superficie
(de lo que sea) está pulida y limpia.
Y es también natural
que el polvo no se esconda en los rincones.

Pero hay algunas cosas
que provisionalmente coloqué aquí y allá
o que eché en el lugar de los trebejos.

Algunas cosas. Por ejemplo, un llanto
que no se lloró nunca;
una nostalgia de que me distraje,
un dolor, un dolor del que se borró el nombre,
un juramento no cumplido, un ansia
que se desvaneció como el perfume
de un frasco mal cerrado.
Y retazos de tiempo perdido en cualquier parte.

Esto me desazona. Siempre digo: mañana...
y luego olvido. Y muestro a las visitas,
orgullosa, una sala en la que resplandece
la regla de oro que me dio mi madre.


Rosario Castellanos, en 'Economía doméstica' de 'Poesía no eres tú'

La juventud de ahora... ¿no es como la de antes?


Comenta Javier Villena en su artículo -y así lo titula- que aquella jovenzuela hipermaquillada bailaba como si se tratara de una imitación de Shakira a manos de Cruz y Raya (ahora, José Mota). Movía las caderas a una velocidad superior a la de las canciones que sonaban y doblaba las rodillas hasta que su trasero alcanzaba a tocar el suelo. Con un vestido prácticamente transparente, había conseguido que hubiera como veinte chicos mirando lo que hacía antes de llegar a caerse. Yo, que cuando bailo, debo de ser un cruce entre Leonardo Dantés y Cristóbal Montoro, me quedo en la retaguardia, con un torrente inagotable de reflexiones. Un muermo que, no obstante, no podía parar de prestar atención a aquella escena.

Vuelvo enseguida



-Espera-, dijo él,- vuelvo enseguida-,
y descubrió que el tabaco
lo vendían en un país desconocido.
-Nunca regresó-. 


Y como agua olvidada en un pozo,
una fractura sigue abriéndose
en aquel corazón destronado.


Un día, el llamó,
oyó su voz al teléfono,
casi estuvo a punto
de decirle que le amaba,
pero ella había dejado de fumar
hacia ya mucho tiempo.

Carlos Gargallo, en 'El tabaco es perjudicial para la salud'

Lienzo: Asokan Nanniyode.  ver más

Juan Gelman, 'Verdad es'

El poeta Juan Gelman murió el pasado miércoles a los 83 años en la ciudad de México.


Su último poema, escrito en octubre, y donde aventuraba la proximidad de la muerte, se lo dedicó y regaló a Joaquín Sabina.




Fotografía: 
Katerina Bodrunova  
ver más

Cada día
me acerco más a mi esqueleto.
Se está asomando con razón.
Lo metí en buenas y en feas sin preguntarle nada,
él siempre preguntándome, sin ver
cómo era la dicha o la desdicha,
sin quejarse, sin
distancias efímeras de mí.
Ahora que otea casi
el aire alrededor,
qué pensará la clavícula rota,
joya espléndida, rodillas
que arrastré sobre piedras
entre perdones falsos, etcétera.
Esqueleto saqueado, pronto
no estorbará tu vista ninguna veleidad.
Aguantarás el universo desnudo.

Juan Gelman, en 'Verdad es'


Tristeza del recuerdo




¿Quién dice que se olvida? No hay olvido
Mira a través de esta pared de hielo
ir esa sombra hacia la lejanía
sin el nimbo radiante del deseo.
Todo tiene su precio. Yo he pagado
el mío por aquella antigua gracia,
y así despierto, hallando tras mi sueño
un lecho solo, afuera yerta el alma.

Luis Cernuda, en 'Tristeza del recuerdo' (Fragmento)

Lienzo: Michael Cheval      
ver más

El te se enfrió



Besa mi escancia.
Límpiame las lágrimas para tocar tus dedos
y así también
déjame susurrarte al oído
y llevarte al espacio sideral...
Llévame al campo de tus sueños,
donde una vez quisiste renacer,
acaríciame los labios,
bésame lentamente y fríamente.

El té está listo...

Levántame de la cama que aún quiero seguir durmiendo,
comienza poco a poco con tu serenidad
y embriágame de amor,
no me beses,
no lo hagas aún...

Tres de azúcar, por favor...
O una más si lo quieres más dulce...

Abrázame fuerte hasta suspirar lo más alto y mirarte,
llámame tonto
pero contesta mis latidos,
libérame de la angustia,
que yo no tengo sacrificio,
mátame con una estaca
y conviérteme en ceniza,
mírame a los ojos
y no tengas miedo de amarme...
¡cállate!
No hables más de ti...
Déjame echarte al olvido
                           y tú,
perfume impregnado,
                              vete.
Tócame fuertemente
que no pararás de imaginarme,
bésame.
Levántame al recuerdo que quiero pensarlo dos veces,
                                        eres tú.

El té está caliente...

Conviérteme en una burbuja de metal,
invádeme.
Invéntame de la forma
para que no me sientas ser tu sombra,
ámame.
Riégame un par de caricias lubricadas con tu piel,
mírame.
 Mira la noche y veras el sol brillar
¡abrázame!...
Conduzcamos locamente por una sobredosis en la vena,
llévame a las nubes.
¡Cántame los suspiros y que nadie jamás te los robe!
¡imagíname!
¡Escribe mil canciones!
¡pruébame!
Piensa en mí en las noches
como yo pienso en ti en las mañanas,
recuérdame.
Cuélgame atado a ti y que no se rompa,
hazme sufrir,
hazme llorar,
hazme sentir miserable,
dibújame,
créame,
silencio,
bésame,
suspiras,
tócame,
muévete,
mírame,
lúcete,
ríete,
camina,
hazme una fogata de llamas intensas,
búscame,
¡Mátame!...

El té se enfrió...

* Desconozco el autor
** Imagen adquirida de la web

Carmen Amoraga, Premio Nadal 2014

Carmen Amoraga, Premio Nadal 2014 por su obra 'La vida era eso'.

'Esta es una novela que trata sobre la pérdida y la superación', ha dicho la autora

Carmen Amoraga (Premio Nadal 2014) junto a Albert Villaró, ganador...

Puede que los detractores de las redes sociales y las nuevas formas de relacionarse en la era de las pantallas comiencen a ver con otros ojos la interacción digital gracias a la novela ganadora del Premio Nadal 2014 en su edición del 70º aniversario. De ello trata 'La vida era eso', la obra de la autora valenciana Carmen Amoraga distinguida en la tradicional velada literaria de la noche de Reyes, en el Hotel Palace de Barcelona.

Guillaume Apollinaire





Incertidumbre, iremos lejos
y alegres, sin volver jamás,
así como van los cangrejos;
de para atrás... de para atrás...



Guillaume Apollinaire

en 'Bestiario o cortejo de Orfeo' (fragmento)

Lienzo de Saturno Butto

ver más

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...