. . . donde la discreción y la prudencia no tienen cabida y las palabras adquieren la dimensión justa de lo que cada cual esté dispuesto a percibir.

Feliz 2011


En el ocaso del 2010 una parada en la ruta.
Momento ideal para mirar atrás:
logré alcanzar mi gran sueño.
Gracias a todos los que han viajado este año conmigo.

¡Feliz ruta por el próximo año!


 Tu existir agitado y vagabundo
recuerda nuestro frágil existir:
todos somos viajeros en el mundo,
todos andamos por llegar al fin.
Pero a veces retorna el marinero
al dulce puerto que le vio pasar;
mas ¡ay! el hombre, mísero viajero,
a las playas que amó no volverá.
Nadie puede pararse en el camino,
porque es preciso eternamente andar:
nos obliga a seguir nuestro destino
el ciego impulso de la ley fatal.
Si algo encontramos que la vista encante
y que halague y deleite el corazón,
al querer detenernos -«¡Adelante!»-
nos grita fiera irresistible voz.
También en mi alma soñadora existe
una sed misteriosa de viajar,
y al mirarte partir, quédome triste:
yo también te quisiera acompañar.
Quisiera visitar esas regiones
donde las ruinas que ama el trovador
se levantan pobladas de visiones
que nos hablan del tiempo que pasó.
¡Ah! ¡quién contigo visitar pudiera
aquella Roma que tan grande fue,
y esa Grecia tan bella y hechicera,
maestra de las artes y el saber!
¡Quién pudiera en tu nave voladora
pasear de sus deseos la inquietud,
del occidente a la brillante aurora
y del helado septentrión al sur!
Mas ya movidas del propicio viento,
se ven las blancas velas desplegar:
éste es, amigo, el último momento:
¡adiós! es fuerza separarnos ya.
Cuando interponga la distancia un velo
que las costas te vede distinguir,
y cuando solo mires mar y cielo,
entonces ¡ay! acuérdate de mí:
de mí que quedo en este triste mundo,
negro e inquieto y borrascoso mar,
mar más embravecido y más profundo
que el que tú te preparas a surcar.

Althaus Flores Clemente, en 'A un viajero'

Repetir asignatura

Te espero al final de los puntos suspensivos,
alli te aguarda un signo de admiración
que acabará tus interrogantes,
tildaré tus vocales con precisión,
articularas sublime las consonantes,
te deleitarás en el ritmo de las comas,
y saborearas los puntos y coma.
Llegarás al placer del sustantivo,
de modo que olvidarás todo adjetivo.
Conjugarás el verbo amar en la primera persona del singular
con ojos de exclamación…
para luego conjugarlo en la primera del plural…
con onomatopeyas de excitación,
pondré mi observación entre tus parentesis…
para borrar lo que estuvo entre comillas.
Copiarás mis adverbios en tu manuscrito,
y el punto de mi i se disparará para atravesar todas tus O,
resultará en muchas A con gritos de afirmación
y muchos ayes placenteros saliendo del corazón.
El punto y final nos encontrará sin aliento a los dos….

Julio Valencia, en 'Escribanos el amor'

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