. . . donde la discreción y la prudencia no tienen cabida y las palabras adquieren la dimensión justa de lo que cada cual esté dispuesto a percibir.

Motivo de diversión

Afortunado quien se ríe de si mismo, 
ya que nunca le faltará motivo de diversión.
                                                                                                                      
Habib Burguiba

Recortes

Con tantos recortes no va a quedar más remedio que comenzar a zurcirnos la piel


*Imagen adquirida de la web, desconozco su autoría

Te lo diré


Cuando quedamos a la espera de noticias
que nunca llegan
los minutos se transforman en horas
y las horas en días.





No sé dónde estás y esta carta la escribo, no por ti, no por lo que eres, tal vez por el pasado, tal vez por las cálidas y sosegadas horas que tu locura o capricho me hayan regalado. Y si digo locura no pienso en tu cabeza frágil, transmutable y voluptuosa, sólo pienso en los instantes en que de infernal pasión parecía tu corazón entregarse, como deshojando uno a uno los pétalos de una rosa. O tal vez escribo para mí, escribo para mi corazón, escribo para mi alma, o escribo para mis sentimientos que alguna compensación han de tener por haberlos feriado a cambio de vanidad y sufrimiento. [...] ¿Sabes lo que es el alma?, ¿sabes dónde se aprende a vibrar, a gozar y a sufrir con el dolor, la alegría y la esperanza?, ¿no lo sabes? pero ¿acaso crees que existen pasajes o tratados donde te enseñen a amar como hasta ahora nunca has amado?, ¿crees que conociendo a Sócrates, Platón o Aristóteles tu alma se te ensanche y pueda cimbrar como la mía te lo ha mostrado?. Yo te digo que no...
Perdóname por esta carta, aunque sé que nunca la enviaré. Primero porque no sé... dónde estás y segundo, porque después de amarte tanto, el alma que te escribe no te quiere ofender.                                            
Gonzalo Ayala, en 'La carta que nunca envié'
*Imagen adquirida de la web, desconozco la autoría

Cien


¿Por qué escribo en este blog?

                   Sinceramente...
                         
                                        no lo sé





No escribo versos ni cuentos, nada de novelas, tampoco cartas formales o de amor. Escribo palabras tímidas que indiscretamente se desprenden de los labios dejándose seducir por la intimidad de los recuerdos, pensamientos, reflexiones, sensaciones, sentimientos e imaginación. Son palabras inútiles que nadie se entretiene en leer, o indiferentes al prójimo que pasea su vista por la superficie sin bucear en lo profundo de su expresión. No pretendo que las descifren como a una clave secreta que protege su confidencialidad, como tampoco pretendo mostrarlas al mundo en toda su desnudez. Solo son palabras disfrazadas de realidades o ficciones que humildes se muestran ante un punto y final.

'Escribo para que la muerte no tenga la última palabra' 
(Odisseas Elytis)

Y sobre todo transcribo versos y voces de otras personas que me hacen pensar.

*Imagen adquirida de la web, desconozco la autoría

Explico algunas cosas

En los últimos tiempos los eufemismos políticos se han convertido en algo habitual.
Ejemplos:
- Desaceleración económica = crisis
- Ajustes = recortes sociales
- Gravamen sobre la regularización de activos ocultos = amnistía fiscal
- Procedimiento de ejecución hipotecaria = desahucio
- Flexibilizar el mercado = despido barato
- Pedir sacrificios a los renglones de la sociedad = pedir a los empleados públicos que trabajen más por menos
- Crecimiento negativo. Esto realmente me desconcierta, si hay crecimiento ¿como puede ser negativo?
Y lo último...
Cambiar la ponderación de los impuestos = subir el IVA

*Eufemismo: palabra o expresión políticamente aceptable o menos ofensiva que sustituye a otra palabra de mal gusto o tabú, que puede ofender o sugerir algo no placentero o peyorativo al oyente.



Os voy a contar todo lo que me pasa.

Yo vivía en un barrio
de Madrid, con campanas,
con relojes, con árboles.


Desde allí se veía 
el rostro seco de Castilla 
como un océano de cuero.
                                      Mi casa era llamada
la casa de las flores, porque por todas partes 
estallaban geranios: era
una bella casa
con perros y chiquillos.
                                                        Raúl, te acuerdas?
Te acuerdas, Rafael?
                               Federico, te acuerdas
debajo de la tierra,
te acuerdas de mi casa con balcones en donde
la luz de junio ahogaba flores en tu boca?

Pablo Neruda, en 'Explico algunas cosas' de 'Tercera residencia' (fragmento) 
oír en YouTube

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