. . . donde la discreción y la prudencia no tienen cabida y las palabras adquieren la dimensión justa de lo que cada cual esté dispuesto a percibir.

Así es

Así soy yo
y así es el amor que ofrezco:
dulce como la miel,
amargo como el limón,
tierno como una flor,
duro como el diamante,
caliente como el sol y
frío como el hielo.
Y tú
¿qué ofreces a cambio?

Carlota D.M. en 'El silencio Interior'



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