. . . donde la discreción y la prudencia no tienen cabida y las palabras adquieren la dimensión justa de lo que cada cual esté dispuesto a percibir.

Estupidez


Fue Albert Einstein quien dijo:

'Sólo dos cosas son infinitas, 
el universo y la estupidez humana, 
y de lo primero no estoy seguro'.










*Imagen adquirida de la web, desconozco la autoría

Sexismo lingüistico


La Real Academia, que no es ninguna fulana  (fulano, na: 5. Prostituta)  sino una autoridad en la materia, nos ha hecho el honor  (honor: 3. Honestidad y recato en las mujeres, y buena opinión que se granjean con estas virtudes) de emitir unas recomendaciones que han sido la comidilla (comidilla: 1. Tema preferido en alguna murmuración o conversación de carácter satírico. «La conducta de fulana es la comidilla de la vecindad»). Como legítima jueza (jueza: 2. Mujer del juez) de nuestro idioma, razona la Academia que el sexismo lingüístico no es motivo suficiente para ir por ahí desvirgando gramáticas  (desvirgar: 1. Quitar la virginidad a una doncella) y que, si continuamos así, terminaremos hablando como verduleros  (verdulero, ra: 2. Mujer descarada y ordinaria)  y confundiendo al prójimo  (prójimo/ma: 3. Mujer de poca estimación pública o de conducta dudosa. 4. Mujer respecto del marido).  Por eso estoy convencido, no sólo como escritor sino como individuo (individuo, dua: 7. Mujer despreciable), de que los académicos, en general ellos y a veces ellas, jamás dejarán a sus hablantes huérfanos (huérfano, na: 1. A quien se le han muerto el padre y la madre o uno de los dos, especialmente el padre). Nuestra lengua materna está llena de padres.

Andrés Neuman ver más

Confieso que he vivido


Todo lo que usted quiera, si señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan... Me prosterno ante ellas... 
Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito... 
Amo tanto las palabras... 
Las inesperadas... 
Las que glotonamente se esperan, se escuchan, hasta que de pronto caen... 
Vocablos amados... 
Brillan como piedras de colores, saltan como platinados peces, son espuma, hilo, metal, rocío... Persigo algunas palabras... 
Son tan hermosas que las quiero poner todas en mi poema... 
Las agarro al vuelo, cuando van zumbando, y las atrapo, las limpio, las pelo, me preparo frente al plato, las siento cristalinas, vibrantes, ebúrneas, vegetales, aceitosas, como frutas, como algas, como ágatas, como aceitunas... 
Y entonces las revuelvo, las agito, me las bebo, me las zampo, las trituro, las emperejilo, las liberto... 
Las dejo como estalactitas en mi poema, como pedacitos de madera bruñida, como carbón, como restos de naufragio, regalos de la ola... 
Todo está en la palabra... 
Una idea entera se cambia porque una palabra se transladó de sitio, o porque otra se sentó como una reinita adentro de una frase que no la esperaba y que le obedeció... 
Tienen sombra, transparencia, peso, plumas, pelos, tienen de todo lo que se les fue agregando de tanto rodar por el río, de tanto transmigrar de patria, de tanto ser raíces... 
Son antiquísimas y recientísimas... 
Viven en el féretro escondido y en la flor apenas comenzada... 
Qué buen idioma el mío, qué buena lengua heredamos de los conquistadores torvos... 
Estos andaban a zancadas por las tremendas cordilleras, por las Américas encrespadas, buscando patatas, butifarras, frijolitos, tabaco negro, oro, maíz, huevos fritos, con aquel apetito voraz que nunca más se ha visto en el mundo... 
Todo se lo tragaban, con religiones, pirámides, tribus, idolatrías iguales a las que ellos traían en sus grandes bolsas... 
Por donde pasaban quedaba arrasada la tierra... 
Pero a los bárbaros se les caían de las botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras, como piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes... 
el idioma. 
Salimos perdiendo... 
Salimos ganando... 
Se llevaron el oro y nos dejaron el oro... 
Se lo llevaron todo y nos dejaron todo...
 Nos dejaron las palabras.

Pablo Neruda, en 'Confieso que he vivido'
Lienzo: Monovoz


Elena Poniatowska

Elena Poniatowska se convierte en la cuarta mujer galardonada con el premio Cervantes, el reconocimiento más prestigioso de las letras hispanas.

Comenta esta magnífica escritora mexicana que la primera vez que leyó el Quijote fue en francés.



Tuve hambre y frío, sentí que ningún fuego, ningún abrazo me calentarían, pero sé que si un solo hombre lucha y no se deja morir, la vida vale la pena.


Elena Poniatowska, en 'El tren pasa primero' 


Ropa interior


Quién sabe si la puerta
se cerrará en pedazos.

Quién sabe si mañana
seguirá siendo hoy.

Quién sabe si el olvido
perderá la memoria.

Quién sabe si la pena
merecerá el dolor.

Quién sabe si la duda,
se sabrá las respuestas.

Quién sabe si la espera
pondrá el despertador.

Javier Ruiz Taboada, en 'Ropa interior'
Lienzo de Jack Vettriano

La poesía perfecta








Van muchos años que intento escribir,
que ensayo crear la poesía perfecta,
y luego que hallo la palabra correcta
en mi poema no la puedo incluir.

¡Qué difícil se me hace construir
versos perfectos con palabras imperfectas!
Entre expresiones de amor muy selectas
se me está haciendo difícil elegir.

Que la sílaba tónica, que la métrica,
que la idea me esfuerzo en concebir.
A los sinónimos debo recurrir
para construir la bella rima arquitecta.

Creo que erré a mi búsqueda electa,
y mi pesquisa se acercará a su fin.
¡Esas musas no se dejan seducir!
Y se portan de manera harto insurrecta.

Pero, un intento antes de dimitir,
me hará escribir la poesía más perfecta.


Buscaré en tu alma, mi musa predilecta,
y hallaré la poesía perfecta en ti.


Ruben Sada, en 'La poesía perfecta'
*Imagen adquirida de la web, desconozco su autoría


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