Con 80 años, tras llevar sola confinada cuatro semanas sin vernos,
duerme en la absoluta soledad tras cerrarse todas las salidas
y la noche no la deja en paz.
A pesar de que quiere hacerse la valiente,
siente miedo del silencio
y la cuesta mantenerse en pie.
Pero resiste erguida frente a todo
y no precisa volverse de hierro para endurecer la piel
porque ... hace años que los vientos de la vida soplaron fuerte
y es como el junto que se dobla pero siempre sigue en pie.
RESISTE para seguir viviendo.