. . . donde la discreción y la prudencia no tienen cabida y las palabras adquieren la dimensión justa de lo que cada cual esté dispuesto a percibir.

Senderos del olvido



Cuando se pierde la memoria del pasado
y el dolor emprende su marcha
por los senderos del olvido
la calma hace acto de presencia
recuperamos el equilibrio
la ilusión y la alegría
retomamos la vida.

Los días no se vuelven grises
las horas no se tuercen eternas
la brisa no es fría en la noche
no repite el viento las palabras
ni se oye el llanto en la penumbra
ya los ojos no se ahogan
pues las lágrimas murieron agotadas.

D.M. Carlota, en 'Senderos del olvido'

Lienzo de Andris Leimanis



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