. . . donde la discreción y la prudencia no tienen cabida y las palabras adquieren la dimensión justa de lo que cada cual esté dispuesto a percibir.

No diré




No diré que la vida me sonríe,
pero desde hace algunas horas,
he comenzado yo a sonreírle a la vida.


Miguel O. Menassa

Lienzo de Mark-lague
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