. . . donde la discreción y la prudencia no tienen cabida y las palabras adquieren la dimensión justa de lo que cada cual esté dispuesto a percibir.

Adiós, cigarro, adiós

Esta mañana ha sido difícil
salir a la calle sin ti.


Tu olor, la familiar sensación
de saberte tan dentro...
La gente parece mirarme
como si adivinaran
que no estás ni estarás ya nunca.

Lo siento, aunque me lo pidas de rodillas,
y dando por sentado que no tienes la culpa,
fui yo quien te trajo,
por ello, soy yo quien te abandona.

Adiós, cigarro, adiós.



Carlos Gargallo, en la 'Carlos Gargalloblog


*Imagen adquirida de la web, desconozco la autoría
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