. . .
donde la discreción y la prudencia no tienen cabida y las palabras adquieren la dimensión justa de lo que cada cual esté dispuesto a percibir.
Renacer
No sé qué nos llevó a la desventura
pero hubo que bucear entre sus aguas.
No moriremos del todo –me decía-
renaceremos de nuevo...
en la misma orilla.
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