En uno de esos días de cielo despejado en los que la suave brisa penetraba en el interior y atravesaba el corazón hiriéndolo sin compasión, Fernando Giocich publicaba en su blog un espléndido poema que me hizo pensar en los actos (intencionados o imprudentes), en el egoismo, en las heridas, en el dolor, en el perdón.
Su título...
emerge del alma
como un invisible
y extraño trazador
de sentimientos,
caemos en cuenta
que, en el serpentario
de las maldades humanas,
no siempre
cabe el perdón.
como un invisible
y extraño trazador
de sentimientos,
caemos en cuenta
que, en el serpentario
de las maldades humanas,
no siempre
cabe el perdón.
De Fernando Giocich, en 'Clara'
* Imagen adquirida dela web, desconozco la autoría